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LOS EGIPCIOS Y LOS SUEÑOS

los egipcios Los antiguos egipcios pensaban que en sueños, nuestros ojos están abiertos. Su palabra para sueño, "rswt", está etimológicamente relacionada con la raíz de "estar despierto", que se escribía con un símbolo que representa un ojo abierto.

Los egipcios creían que los dioses nos hablan en sueños. La historia de la Biblia de José y el faraón nos demuestra que prestaban una atención importante a los mensajes de los sueños sobre el futuro posible. Practicaban la ejercitación o preparación del sueño para guiar y curar en templos y lugares sagrados. Entendieron que recordando y trabajando con los sueños, desarrollamos la habilidad de extraer de la memoria, el saber que nos pertenecía antes de empezar el viaje de la vida y despertamos a nuestra conexión con otras experiencias de la vida.

También desarrollaron de forma avanzada el viaje consciente dentro del sueño.

Los soñadores experimentados ejercían como videntes, espías y telépatas, avisando y aconsejando en asuntos de estado y estrategia militar y proporcionando una red de comunicaciones mental entre los templos lejanos y los centros administrativos.

Practicaban la transfiguración, cruzando el tiempo y el espacio transformados en los cuerpos onírico pájaros y otros animales.

Por medio del sueño lucido, los " voladores habituales " del antiguo Egipto exploraban los caminos de la otra vida y del universo multidimensional. Se comprendió que una autentica iniciación y transformación tiene lugar en una realidad más profunda accesible a través del viaje del sueño, más allá del cuerpo.

Un rey justo debe poder viajar entre los mundos. En la fiesta del "heb sed", celebrada en el trigésimo año del faraón, se exigía al rey viajar más allá del cuerpo, y más allá de la muerte, para probar su valía para continuar en el trono. Guiado por Anubis, el faraón descendía al inframundo. Se le conducía a la muerte, "tocaba los cuatro lados de la tierra," se transformaba en Osiris, y regresaba vestido con prendas nuevas- la túnica y el cuerpo espiritual de la transformación.

Los guías del sueño del antiguo Egipto sabían que el viaje del sueño lleva al viajero a las estrellas- específicamente a Sothis o Sirio, la "tierra húmeda", que los iniciados egipcios creían que era la fuente de una conciencia más elevada, el destino de almas evolucionadas tras la muerte, y el hogar de seres superiores que se interesaban muy de cerca por los asuntos de la Tierra.

Los Sabios de la Biblioteca Mágica.

Cuando buscamos fuentes antiguas sobre todo esto, se nos reta a descifrar textos fragmentarios, algunos cotejados a lo largo de muchos siglos por escribas piadosos que mezclaron material de tradiciones diferentes y panteones rivales. Wallis Budge se lamentaba (en Osiris) de que "el egipcio parece no abandonar nunca cualquier creencia hubiese tenido alguna vez." Observamos con admiración los libros de ilustraciones egipcios que exponen los viajes del alma y las ordalías después de la muerte- y los muy diferentes aspectos de la energía del alma que sobrevive a la muerte- y rápidamente nos damos cuenta de que para comprender la fuente de tales visiones, y la precisión de tales mapas, debemos acudir a un espacio más profundo.

Debemos ir a la Biblioteca Mágica.

En los tiempos Helenos -la era de Cleopatra- escuelas del sueño florecían en los templos de Serapis, un dios que fundía las cualidades de Osiris y Apis, el toro sagrado. Tenemos papiros del siglo segundo a.C. que registran los diarios de sueños de Ptolemeo, que vivió durante muchos años en "katoche", o santo retiro, en el templo de Serapis en Memphis. Desgraciadamente estos registros no están todavía no disponibles en traducción inglesa, aunque una breve biografía del soñador ha sido publicada por el erudito francés Michel Chauveau (en su libro: Egipto en la Edad de Cleopatra). Ptolemeo era hijo de colonos macedonios, pero al igual que los antiguos egipcios fue llamado al templo en un sueño en el cual el dios se apareció ante él. Parece haber vivido durante años como un soñador a jornada completa, cuyos sueños le guiaron no sólo en su práctica espiritual sino en la toma de decisiones familiares y asuntos de negocios más allá de los muros del templo.

Durante este último período, a los sacerdotes egipcios especializados en soñar se les llamaba los Sabios de la Biblioteca Mágica. ¡Qué maravillosa promesa la de esa frase! ¡Qué profundo conocimiento de la magia y de la sabiduría que hay disponible para nosotros a través de los sueños!

Aprendiendo de la "Mithistoria".

Aquellos que escriben desde la imaginación pueden llevarnos donde la información histórica no puede, dentro la Biblioteca Mágica. A mi entender las más intrigantes (e irónicamente, más fiables) fuentes publicadas sobre el modo egipcio de soñar, son tres libros que han sido clasificados como ficción. Dos son obras antiguas; la tercera es una novela que fue muy popular en la década de 1930 pero que aguarda a ser redescubierta por una nueva generación. Apuleyo (quien era casi indudablemente un iniciado) escogió el disfraz de una novela cómica para El asno de oro, o las Transformaciones de Lucio, en el cual Isis habla directamente a humanos en sueños, los viajeros se encuentran en el espacio onírico y son entrenados para acontecimientos del futuro antes de que se hagan realidad. En otro cuento antiguo, El romance de Alejandro el Grande, pseudo-Calistenes describe la práctica de un rey hechicero del último periodo de Egipto, Nectanebo, quien lucha batallas a distancia y visita a otros en sueños (no siempre, por desgracia, con las mejores intenciones).

El libro Winged Pharaoh (faraona con alas) (Joan Grant, publicado en 1938) nos lleva a la posible realidad de la Primera Dinastía y al entrenamiento onírico de la hija de un rey que llega a ser co-gobernante de Egipto. Como explica en sus memorias (Recuerdo lejano), el libro llegó a Joan por medio de un "recuerdo lejano" de una posible vida pasada. Después de una visita breve a Egipto, le mostraron una colección de escarabajos egipcios en Londres. Cuando tomó el más antiguo en su mano, vio escenas vívidas del tiempo y lugar del cual había venido, y entonces empezó a hablar como Sekeeta, la princesa soñadora de su relato.

Tratamos aquí con una narración visionaria que trasciende las categorías de ficción y no ficción. La mejor palabra para describirlo es el término griego "mythistorema", que se puede traducir como "historia mítica" pero al cual prefiero referirme como mithistoria- en otras palabras, la historia de algo que podría o no haber ocurrido pero que siempre es.

La Puerta de Anubis.

El elemento más fascinante en la mithistoria de Joan Grant es la descripción de una escuela del sueño que funciona en el templo de Anubis.

Cuando era pequeña, la madre de Sekeeta le dio una estatua pequeñita de Anubis- representado como un perro de caza negro- y una pequeña caseta pintada para que éste viviera, y le contó que Anubis es el que trae los sueños a los niños pequeños.

Unos años más tarde, Sekeeta se encuentra con su maestro del sueño Ney-sey-ra, el sacerdote de Anubis. Su adiestramiento comienza en el espacio onírico, cuando le muestra una flor de loto abierta y le dice que lo mismo que el loto abre su pétalos al sol, ella debe aprender a abrir la entrada de la memoria del alma para reflejar la luz. Cuando al día siguiente tiene lugar la escena, ella recuerda su sueño, lo cual es la confirmación para ambos de que está preparada para comenzar su instrucción.

Aprende a explorar en sueños para encontrar objetos perdidos, investigar el futuro, observar acontecimientos lejanos y descubrir que ocurre detrás de ellos. Desconfiando de un gobernante extranjero que visita la corte, se embarca en un viaje en sueños al país del gobernante -volando a su objetivo como un pájaro- y regresa con un detalladísimo y preocupante informe que comparte con el faraón, su padre.

A la edad de doce años, llega a ser una estudiante a jornada completa en la escuela del sueño, tomando residencia en el templo de Anubis. Duerme en una cama con la cabeza de Anubis tallada en la cabecera y al pie. Al lado de la cama tiene una tableta de cera, y su primera tarea cada mañana es anotar sus sueños. Cada mañana va al sacerdote de Anubis y le narra lo que ha anotado. Algunos días debe llevar a cabo también tareas que el sacerdote le asignó dentro de un sueño- por ejemplo traerle cierta flor, o pluma de pájaro, o abalorio de colores. Con práctica, agiliza y mejora su memoria.

Después de tres años se somete a un entrenamiento más avanzado. En la noche de cada luna llena, duerme en oscuridad total en una habitación que ha sido físicamente protegida. Se encarga de muchas misiones, visita lugares lejanos y da guía y curación a gente en ambos lados de la muerte. Cuenta sus memorias del sueño a su maestro y él corrobora sus experiencias, añade detalles más amplios y a veces sugiere la continuación de las misiones. Cuando se halla bloqueada por un cocodrilo monstruoso, por ejemplo, su maestro le dice que esto era "una creación del maligno" ideada para asustarla, devolverla a su cuerpo y sabotear su trabajo. La próxima vez ella debe seguir, y si el adversario es demasiado poderoso, debe llamar al sacerdote para que le ayude.

Frecuentemente, en sus sueños, encuentra gente que han muerto y que está confusa acerca de su condición. Encuentra un hombre que había sido asesinado en un almacén de vinos en Creta y se negaba a creer que estaba muerto. Su maestro le anima a ir al hombre muerto de nuevo, ayudarle a despertar suavemente a su condición y guiarle en la dirección apropiada en la senda de la otra vida.

En este punto nos encontramos de lleno con la intima conexión entre soñar y morir bien, y con la razón por la cual Anubis es el patrón mas apropiado de los sueños. Como cada niño escolar sabe, Anubis -a menudo retratado como una figura humana con cabeza de chacal o perro negro- es un guardián del otro mundo, que vigila tumbas y momias y guía a las almas que partieron al vestíbulo de Osiris. Pero la importancia de Anubis va más allá. Como psicopompo, o guía de almas, es el protector de los viajes más allá del cuerpo (lo cual explica por qué se le invoca para proteger a aquellos que han abandonado sus cuerpos bajo trauma o anestesia) y de todo aquel que viaja más allá del cuerpo muerto o soñando, esté o no instruido.

El soñador como psicopompo.

Mientras la instrucción de Sekeeta en la escuela del sueño se intensifica, asume cada vez más trabajo como psicopompo. Una de las escenas más intensas en el libro es aquella en la que Sekeeta ayuda a una viuda afligida que está hundida por el ahogamiento de su marido y de su hijo. Sekeeta dice a la mujer que puede encontrar a sus seres queridos en sueños. La mujer insiste en que ella no sueña (qué a menudo hemos oído esto a gente que conocemos) Sekeeta suavemente insiste en que, sin embargo, a ella le gustaría ofrecer a la mujer un encuentro onírico con sus seres amados. Esa noche, Sekeeta sale- como viajero del sueño consciente- para reencontrar a la afligida mujer con su marido y su hijo. Entra en el sueño de la mujer y se la encuentra sollozando sobre los cuerpos sin vida de sus seres amados, atrapada en una traumática escena del pasado. Con el poder de su intención enfocado, Sekeeta baña a la viuda con luz y levanta el "manto gris" que le impide ver a su marido y a su hijo como ahora son. Hay una emotiva reunión, y Sekeeta les guía hábilmente a un hermoso escenario similar a un parque donde pueden compartir tiempos felices juntos.

Este episodio es un maravilloso rayo de luz que muestra lo compasivo que puede llegar a ser el trabajo de psicopompo. Me parece totalmente creíble que espíritus más avanzados en el antiguo Egipto lo hacían de esta manera. Sé que soñadores especialmente dotados realizan este trabajo de manera muy similar hoy día, porque muchos han compartido experiencias similares conmigo durante el entrenamiento en nuestra escuela del sueño contemporánea.

Como entretenimiento, La faraona alada es entretenidísimo. Pero cuando lo lees como soñador activo te encuentras con que parece un plan de estudios completo. Los ejercicios que le da a Sekeeta su maestro puedes practicarlos con un compañero.

Egipto, Sirio y el Perro Negro.

Si quisieras soñar como un egipcio, podrías o no encontrarte a ti mismo en los lugares astrales que fueron creados por la imaginación y magia de los iniciados del antiguo Egipto. En los tiempos que han pasado desde la época de los faraones, el manto de Egipto lo han pedido prestado muchos otros, y ha sido tema favorito en la magia ceremonial desde el Renacimiento a la Orden Hermética del Amanecer Dorado y sus imitadores. Podrías hallarte en el Egipto de los magos herméticos en lugar del Kam de la Primera Dinastía. De forma alternativa, te podrías ver arrastrado a una realidad astral (o mas allá del astral) conectada con otros sistemas estelares y sus gobernantes, tema central para los propios iniciados egipcios.

Anubis no es sólo el guardián y guía de los que han partido y el patrón del templo de los sueños; es la perro guardián de Sirio, la Estrella del Perro. La Puerta de Anubis es también una puerta a las estrellas.

Querrás ir bien guiado y bien protegido si eliges estos caminos, no solo porque el espacio onírico egipcio está lleno de desafíos y escalofriantes "habitantes de la entrada". Lo que nos lleva de vuelta a Anubis. Regresa al corazón del antiguo sueño y bien podrías encontrar, tras la máscara de Anubis, al perro fiel que ha estado acompañando y vigilando a los humanos a través de los tiempos. El perro negro es una de las formas del psicopompo que se repite una vez y otra vez en mitos y en sueños, a través del tiempo y las culturas. Él vino a mí, y me mostró un paso al otro mundo, en la forma de un perro querido que había muerto en 1987 (un pastor-labrador enorme y negro) que se parecía muchísimo a Anubis cuando sus orejas se levantaban hacia arriba.

Si quieres soñar como un egipcio, de la mejor manera, busca al perro negro en tu sueño esta noche, cuando se abran tus ojos en el sueño.

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